Etiquetas
No tomé la mejor fotografía. Por pudor. Por la provocación de permanecer impasible mientras el tiempo hacía su trabajo. Y el tiempo hizo su trabajo y descompuso aquel hermoso cuadro: la geometría, los torsos desnudos de aquellos adolescentes crecidos sentados en las gradas, los cuerpos en reposo tras el esfuerzo, el mar al fondo, intensamente azul.
Luego apareció un hombre gordo, sudoroso, y se paró delante de mí, y aún vinieron más turistas y aquel rectangular y exento espacio que sugería el confín de la ciudad, olímpicamente surcado por aquellos displicentes peterpanes, perdió todo interés y volvió a su vulgar condición de último confín urbano para turistas y otros oteadores.
Los hombres jóvenes se marcharon deslizándose impunemente sobre sus monopatines. Yo tambén me fui.