Publicado en Cultura/s, La Vanguardia
Hacia finales de noviembre de 1548, el barco en el que viaja el caballero español Álvar Núñez Cabeza de Vaca naufraga en las costas de Florida. Él y tres de sus compañeros, desnudos y descalzos, emprenden un viaje hacia el interior del continente americano que les llevará ocho años. La desnudez física anuncia un proceso de despojamiento progresivo de estos cuatro hombres blancos; el viaje, desde luego, no será sólo exterior. La extraordinaria y muy humilde aventura que acontece a estos hombres, y a uno de ellos en particular, es un camino de iluminación, narrado con la sencillez de los místicos por el poeta, autor y editor Haniel Long (Myanmar, 1888-Nuevo México, 1956) en su bello libro Entrelineado a Cabeza de Vaca, que acaba de ser muy justamente vertido al español por Elena Vilallonga (con la complicidad del poeta Jonathan Boulting) y dado a ver la luz en papel (en una preciosa edición que recuerda las antiguas ediciones de Gallimard, cubiertas de papel color crema), por Ediciones de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Si el viaje de aquellos hombres fue dilatadísimo, el relato que de aquel periplo entrelinea Long a partir de los Naufragios y Comentarios que, efectivamente, Álvar Núñez dejó escritos, tiene la condensación propia del poeta (o de determinados poetas), pero sus apenas sesenta páginas son suficientes para conocer lo sustancial que les aconteció y, de hecho, (como expresa Henry Miller en el brillante prólogo que acompaña a la edición) para arrojar una luz en la terrible noche que es la historia de la conquista del continente americano por los europeos, y en la historia del hombre, cuya civilidad suele andar pareja a la pérdida de la gracia.
Long, que en 1929 se trasladó a vivir a México para gozar del espectáculo de las montañas y desiertos, atraído especialmente por los pueblos indígenas que vivían a orillas del Río Bravo, supo reconocer todo ello en los escritos que legó Cabeza de Vaca y decidió “entrelinear” lo que de más singular y valioso creyó que ofrecían, adoptando para ello la voz del propio Álvar Núñez y dándole la forma de una misiva al rey que en realidad nunca fue escrita. Pura justicia poética que nos entrega sentencias como esta: “el poder de salvaguardar la vida en los demás está latente en cada uno de nosotros. Si no lo utilizamos, ese poder desaparece”.
Una muy bella, breve, iluminadora lectura.