tomar un baño de mar en invierno
gritar de frío
reír de pura energía que desborda
apenas las gaviotas y los veleros
contemplar
el skyline de Barcelona entre la calima
la curva del hotel que espejea
sumergirse en el haz de luz que penetra el agua
frotarse la piel
y plantarse ahí sobre la arena
entre el mar y el viento
y el sol
que ahora está alto
crecer varios centímetros
emerger de la tierra y cubrir todo el espacio hasta el cielo
no hay cesura
una columna bien anclada a tierra.