
EL OTRO DÍA me topé con mis dos últimos artículos publicados en el Cultura/s de La Vanguardia, escritos antes de que se declarara la pandemia, y me sorprendió descubrir cómo, por uno de esos azares que se nos antojan una premonición, ambos concluían con frases que parecían estar hablando ya del mundo en el que nos adentrábamos.
La reseña del libro de Marie Modiano Distante, terminaba así: «Ese deambular entre distintas voces, planos temporales y narrativos deviene un rasgo muy contemporáneo y acerca el relato a la experiencia de todos nosotros, frente al amor, frente al desasosiego que nos causan las pérdidas, el propio paso del tiempo o este presente en que todo está tan extrañamente próximo y extraordinariamente lejos». Se publicó el sábado 14 de marzo de 2020, el día en que empezaba el confinamiento en España. Y aunque de un modo distinto al que, literalmente, refiere el libro de Modiano, nuestra vida desde entonces no ha sido sino un deambular entre voces e interficies, que son hoy nuestros planos narrativos. Y a través de ellas, todo parece en efecto extrañamente cerca y extraordinariamente lejos: el pedido del supermercado, el compañero de trabajo, Washington DC o nuestra propia madre. La reseña del libro de Oddný Eir Tierra de amor y ruinas terminaba hablando de «la necesidad de una generación, o varias, de reinventar nuestro modo de vivir y de relacionarnos». Y aunque tal vez me diréis que en ambos casos se trataba de conclusiones lo suficientemente genéricas como para adecuarse a distintos contextos, no deja de sorprenderme de qué modo, a veces, captamos o captan, los escritores, lo que ya está en el ambiente aunque aún no sea visible.
Por cierto que lo que ha pasado en las últimas 24 horas en la capital de Estados Unidos, el asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Trump, también estaba en el ambiente aunque aún no fuera visible en toda su estrepitosa y grotesca magnitud, y no era más que la consecuencia lógica de un presidente boicoteando la propia institución de la que es el primer representante. Alentando, en definitiva, un golpe de estado. Algo tan grave debería tener consecuencias políticas, jurídicas y penales. Espero que lo veamos.
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