Territori Contemporani, el programa de televisió que recorre el territori català per fer visibles les plataformes de difusió de l’art i el pensament contemporanisi, torna des d’ahir a emetre’s els diumenges a les 22.15 h!
Al capítol 55 visitem el Centre de Documentació i Museu Tèxtil de Terrassa i parlem amb Francesc Abad, una de les figures més reconegudes del conceptualisme català i que afirma que «l’estètica no pot estar separada de la història de la tecnologia, ni l’economia de la poesia»
Ahir a la nit, es va emetre el primer capítol de la nova temporada d’aquest programa que recorre el territori català donant visibilitat a les plataforme de difusió de l’art i el pensament contemporanis i del qual sóc la guionista juntament amb Fede Montornés. Enguany s’emet els dissabtes a les 22.15 h, però també el podeu veure online a http://www.alacarta.cat/territori-contemporani.
Al capítol 51 ens acostem a un material que té una vessant funcional i una d’artística: la ceràmica. Per fer-ho, visitem el Museu del Càntir d’Argentona i coneixem la Rosa Amorós, una creadora que és tot un testimoni de la vitalitat artística de la ceràmica.
La última película de Leos Carax es ambiciosa y desequilibrada y adopta la forma de una fábula musical, donde la representación escénica tiene un peso esencial y donde realidad y ficción se confunden. La mayor parte de la acción transcurre en lo que parece ser una especie de noche perpetua.
Los arquetipos de la masculinidad y la feminidad es otro de los temas que abordo en La noche de Carax, título de mi última colaboración para la revista de cine y ensayo fílmico Transit. Podéis leerla completa aquí.
En mi última colaboración para La Vanguardia, escribo a propósito del reciente ensayo de Victoria Cirlot, Ariadna abandonada, en el que la autora hace una nueva lectura de la vida y la obra de Friedrich Nietzsche a la luz del mito de la princesa cretense, que ocupó un lugar destacado en la biografía y la obra del filósofo. Podéis leer el artículo más abajo.
Mi último artículo publicado en el Cultura/s de La Vanguardia (sábado, 3 de julio) es una crítica del último libro de Patricia Almarcegui Cuadernos perdidos de Japón. Una muy agradable lectura y un libro de viajes nada al uso. Podéis leer mi reseña completa más abajo.
“LAS COSAS hay que aprehenderlas en su movimiento” escribe Patricia Almarcegui en sus Cuadernos perdidos de Japón. Y yo creo que esa es la razón por la que Almarcegui, que fue bailarina antes que escritora, viaja. Porque en su movimiento, el de las cosas y el suyo propio, la autora piensa y aprende. Ya los peripatéticos reflexionaban deambulando, como si el movimiento del cuerpo acompañara o indujera el movimiento de la mente. Y el vínculo de la escritura con el viaje, literal o metafórico, es una constante en distintas tradiciones literarias. En Patricia Almarcegui (Zaragoza, 1969), profesora de Literatura Comparada y escritora, el viaje parece consustancial a su actividad literaria y es central en su producción.
La autora de El sentido del viaje (2014) o La memoria del cuerpo (2017) hizo dos viajes a Japón en el transcurso de los cuales tomaba notas que dieron lugar a un puñado de cuadernos de viaje. Algunos de aquellos cuadernos se extraviaron, dañaron o fueron robados por su expareja. Y esos cuadernos que ya no están son el origen de estos Cuadernos que nos entrega.
Por eso, el de Almarcegui, además de un singular libro de viaje, es un libro acerca de la pérdida: de los cuadernos que reconstruye, de la pareja aludida y elidida, la madre, los lugares que se dejan atrás, todos los momentos de plenitud que inevitablemente se extinguen. Y sin embargo no es un libro triste. Es un libro que en su naturalidad y serenidad para referirse a todo tipo de asuntos, de lo más prosaico a lo más poético, de lo político a lo estético, celebra la vida y la belleza.
Testimonio de una manera de viajar, en la que se privilegia la experiencia frente al hito, alterna fragmentos narrativos con otros que contienen observaciones, preguntas, reflexiones, aforismos casi, siguiendo una lógica más poética que narrativa. Una escritura de notable calidad que destila delicadeza y equilibrio.
Bajo el título de Contemplaciones. Seis ensayos, la escritora britànica Zadie Smith publica las reflexiones a las que se entregó cuando el pasado mes de marzo se encontró confinada junto a su familia en su apartamento de Manhattan. Lo reseño en el artículo de más abajo publicado hoy en el Cultura/s de La Vanguardia. Podéis leer el texto íntegro a continuación.
EN OTRO sería una boutade, pero cuando Zadie Smith dice que escribe para tener “algo que hacer”, una sabe que está hablando en serio, que le mueve un afán a un tiempo desmitificador e indagatorio. Y es que no es ninguna banalidad. Es una manera de reconocer el “horror vacui”, de admitir que quizá todas las actividades con las que llenamos nuestra existencia no son sino un modo de huir del pánico al vacío que nos acecha, que es el miedo a nuestra propia finitud, el miedo a la muerte. Y la muerte, de unos meses a esta parte, se ha tornado una presencia real y mucho más próxima.
Tiempo disponible, muerte, desconcierto y temor, conciencia de privilegio… Con todo ello se encuentra la pasada primavera Zadie Smith en el apartamento de Manhattan donde se ve confinada junto a su familia. Y esta vez, la autora de Dientes blancos y Sobre la belleza no recrea un escenario paralelo donde someter a examen su experiencia del mundo (más que un ejercicio de creatividad, la escritura es un ejercicio “de control” de la realidad, siempre caótica y dispersa, dice). Esta vez, Zadie Smith se encomienda a Marco Aurelio y sus Meditaciones como quien acude a un manual de instrucciones para ensamblar una mesa (los clásicos como “asidero práctico”, ¡maravilloso!) y se entrega a la reflexión en torno a todas las cuestiones que le asaltan: el arte y la belleza, por qué escribir, ¿es el Amor lo único que detiene el tiempo?, ¿qué tienen en común y en qué son radicalmente distintos el privilegio y el sufrimiento?, pero también la sanidad pública, el odio y el desprecio en nuestra relación con los otros, o sea, el racismo, el clasismo, o sea, la política (y Trump, también, siempre elidido).
Lo hace con la mirada y los recursos de la narradora y la novelista. Así, destaca el calado de unas reflexiones que no rehúyen la ambigüedad y la paradoja, al contrario, casi se diría que son su razón de ser. Pero se adentra en ellas con el pulso narrativo y la ligereza de la excelente narradora que es, con una capacidad para crear imágenes y analogías que definitivamente la sitúan en el terreno de la literatura. También la estructura de sus ensayos, la forma de aproximarse a los asuntos, a manudo transversal o cultivando la elipsis, y la capacidad para el retrato son las propias de una novelista. Una delicia y un puñado de ideas muy valiosas.
EL OTRO DÍA me topé con mis dos últimos artículos publicados en el Cultura/s de La Vanguardia, escritos antes de que se declarara la pandemia, y me sorprendió descubrir cómo, por uno de esos azares que se nos antojan una premonición, ambos concluían con frases que parecían estar hablando ya del mundo en el que nos adentrábamos.
La reseña del libro de Marie Modiano Distante, terminaba así: «Ese deambular entre distintas voces, planos temporales y narrativos deviene un rasgo muy contemporáneo y acerca el relato a la experiencia de todos nosotros, frente al amor, frente al desasosiego que nos causan las pérdidas, el propio paso del tiempo o este presente en que todo está tan extrañamente próximo y extraordinariamente lejos». Se publicó el sábado 14 de marzo de 2020, el día en que empezaba el confinamiento en España. Y aunque de un modo distinto al que, literalmente, refiere el libro de Modiano, nuestra vida desde entonces no ha sido sino un deambular entre voces e interficies, que son hoy nuestros planos narrativos. Y a través de ellas, todo parece en efecto extrañamente cerca y extraordinariamente lejos: el pedido del supermercado, el compañero de trabajo, Washington DC o nuestra propia madre. La reseña del libro de Oddný Eir Tierra de amor y ruinas terminaba hablando de «la necesidad de una generación, o varias, de reinventar nuestro modo de vivir y de relacionarnos». Y aunque tal vez me diréis que en ambos casos se trataba de conclusiones lo suficientemente genéricas como para adecuarse a distintos contextos, no deja de sorprenderme de qué modo, a veces, captamos o captan, los escritores, lo que ya está en el ambiente aunque aún no sea visible.
Por cierto que lo que ha pasado en las últimas 24 horas en la capital de Estados Unidos, el asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Trump, también estaba en el ambiente aunque aún no fuera visible en toda su estrepitosa y grotesca magnitud, y no era más que la consecuencia lógica de un presidente boicoteando la propia institución de la que es el primer representante. Alentando, en definitiva, un golpe de estado. Algo tan grave debería tener consecuencias políticas, jurídicas y penales. Espero que lo veamos.
En els últims anys la fotografia ha guanyat importància a les nostres vides. Tots duem un mòbil. Tots fem fotos. Ja l’assagista Susan Sontag, molt abans de l’ús massiu d’aquesta teconologia, deia que la necessitat de confirmar la realitat i d’eixamplar l’experiència ens havia conduït a tots a una mena de consumisme estètic. Aquesta és només una de les reflexions a les que s’obren els festivals de fotografia, un fenòmen creixent a Catalunya, del qual ens en fem ressó en aquest capítol de Territori Contemporani. Per parlar-ne, hem convocat als fotògrafs Jordi Guillumet i Mònica Roselló, a la també fotògrafa Mayte Vieta i a Pepe Font de Mora, director de la Fundació Foto Colectania.
Benvinguts a Territori Contemporani. Benvinguts als Festivals de Fotografia. Cliqueu a sota i endavant!
Al capítol 41 de Territori Contemporani descobrim el Museu d’Art Modern de Tarragona (MAMT), visitem el Palau de Casavells, un edifici històric del s. XIV que és la seu empordanesa de la Galeria Miquel Alzueta, i coneixem l’obra de Regina Giménez. A través de l’experimentació amb llenguatges i tècniques artístiques diferents, l’artista proposa una aproximació poètica i íntima a la nostra relació amb l’espai i el temps.
Al primer capítol de la nova temporada de Territori Contemporani, que es va poder veure anit a les televisions de La Xarxa, vam conèixer l’Àngels Ribé, un dels referents de les pràctiques contemporànies al nostre país i Premio Nacional de Artes Plásticas. Ribé, que entén l’art com una actitud oberta a l’aprenentatge i a l’expressió de la nostra creativitat, porta cinquanta anys reflexionant a travès de l’art entorn la nostra interacció amb la natura. «Som natura», diu.
Vam voler reprendre el progrma acostant-nos a Igualada, que ha passat temps particularment durs darrerament, a on vam conèixer el Museu de la Pell. I vam acomiadar el programa al Centre Muxart de Martorell amb una idea de la nostra artista convidada que llancem com a testimoni per a qui la vulgui recollir: «Crear et converteix en una persona sense por». Fins al proper diumenge!