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Eva Muñoz

~ Periodista, guionista y crítica cultural

Eva Muñoz

Publicaciones de la categoría: Libros

Artículos sobre libros escritos por Eva Muñoz

Audre Lorde: trencar la tirania del silenci

23 lunes May 2022

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Els diaris del càncer; Audre Lorde; Cal.lígraf; diaris; càncer; malaltia

L’article d’aquesta setmana al Cultura/s de La Vanguardia és una reflexió entorn la dimensió política de la malaltia a propòsit de la publicació d’Els diaris del càncer, d’Audre Lorde. Podeu llegir el text sencer més avall.

La editorial Cal·lígraf acaba de publicar Els diaris del càncer, de la poeta, ensayista y activista afroamericana Audre Lorde (Nueva York, 1934 – Saint Croix, 1992), el primer texto de la autora que se traduce al catalán. Se trata de un libro breve pero de calado que aborda su experiencia cuando, en 1978, a los 44 años de edad, es diagnosticada de un cáncer de mama. Entre la memoria personal y la reflexión política y existencial, estos diarios muestran el abatimiento y el dolor físico, el miedo a la muerte o los momentos de esperanza y de alegría cotidiana que también forman parte del proceso pero, por encima de todo, muestran la determinación de Lorde para poner en palabras esa experiencia y adueñarse así del aprendizaje y el empoderamiento que conlleva. Para romper, en definitiva, con la “tiranía del silencio” que creía rodeaba la experiencia de las mujeres en general y el cáncer de mama en particular, máxime cuando la mujer en cuestión era negra, lesbiana y madre.

Y aunque Lorde reconoce que, aun en toda su crudeza, la enfermedad ha supuesto una vía de conocimiento para ella, critica ese positivismo tan caro al neoliberalismo que hace al individuo único responsable de todo cuanto le sucede, también de su enfermedad y de su curación. Es solo un primer ejemplo de la dimensión política del libro. La autora, que sufre una mastectomía, denuncia como el énfasis puesto por el sistema en la implantación de una prótesis, a la que ella renuncia, refuerza el estereotipo según el cual el aspecto central en la vida de una mujer es su apariencia física (sujeta además a la mirada del otro), incluso frente a una experiencia tan radical como una enfermedad que le confronta con la muerte.

La enfermedad, que deja al descubierto la vulnerabilidad de nuestros cuerpos y nuestra necesidad de los otros, tiene una dimensión existencial y política inevitable. La poeta no adoctrina, sino que reivindica la necesidad de enfrentar la enfermedad desde la propia circunstancia, animando así a cada uno a buscar su propio camino. En estos tiempos dominados por la enfermedad y en que muchos de los conflictos que el libro expresa están lejos de estar resueltos, estos diarios constituyen una lectura plenamente vigente.

La cara B de Eloy Fernández Porta

01 domingo May 2022

Posted by Eva Muñoz in Acerca del cuerpo, Cultura, Libros

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Los brotes negros; Eloy Fernández Porta; ansiedad; salud mental; Anagrama

En mi artículo de esta semana en el Cultura/s de La Vanguardia escribo acerca de Los brotes negros, un libro en el que Eloy Fernández Porta relata y explora un trastorno de ansiedad padecido recientmente. Conmovedor, lúcido y muy valiente. Podéis leerlo íntegramente más abajo.

Los brotes negros, el último libro del escritor, crítico cultural y performer Eloy Fernández Porta (Barcelona, 1974) no es un ensayo, el género que más frecuenta. Esta vez se trata más bien de “literatura del síntoma”: el relato y la exploración de un trastorno de ansiedad y sus oscuras floraciones. En un registro que alterna sin apenas transición el diario, la correspondencia y el análisis,  encontramos fragmentos de vida que se dirían escritos desde el vértice del dolor o algún lugar muy cercano, pero también la reflexión algo más distante acerca de esa experiencia: una búsqueda de síntomas previos, de causas u orígenes que lo llevan a la infancia, a la familia, a rupturas sentimentales y, por supuesto, a una lectura de la enfermedad entendida como la somatización por un cuerpo, el suyo, de las claves de la sociedad neoliberal introyectadas y llevadas al paroxismo: la velocidad, la producción, la exigencia incesantes.

Cuerpo y libro -perfectamente blanco, breve- se nos presentan frágiles, atravesados por las quiebras y contradicciones de nuestra contemporaneidad y por el grito con que se expresa la angustia. “Soy caja de resonancia de una patología comunal. ¿Quién no grita?”, escribe el autor de Afterpop. Enferma la sociedad entera, sí. Sin embargo, el dolor tiene siempre un cuerpo y un rostro concretos. O a propósito de un libro que hace de su dolencia materia prima narrativa, se pregunta: ¿qué diferencia hay respecto al mandato neoliberal que nos conmina a la superación y a la producción constantes?

Hay algo desasosegante y muy conmovedor en el libro de Fernández Porta y es que reconocemos los síntomas, el caldo de cultivo. Es el libro de uno de nosotros, de un agente cultural para ser más precisos, uno de los más dotados y exitosos por cierto. Sin embargo, no es Simone Biles (a la que él mismo alude) renunciando a competir por otra medalla olímpica ni Kurt Cobain dejándonos un bello y joven cadáver sobre el que apuntalar el mito del artista maldito. Se trata de algo mucho más cotidiano, carente de dimensión épica o trágica pero que destila un humanísimo dolor, humildad y valentía, lucidez tal vez a su pesar. “Al declararme incapaz trato en vano de impugnar un sistema que solo sirve para los superdotados y no podrá sino crear multitudes de tullidos afectivos, negados rencorosos, desechados, donnadies”. Quizá el único modo de salvarse sea tratar de escapar a esa lógica binaria del “capaz/incapaz” que responde además a unos estándares impuestos. La poesía y el arte escapan a esa lógica, aunque no a un sistema presto a inocularla de nuevo.

Maldurmientes del mundo

07 lunes Mar 2022

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Libros del Asteroide; El mal dormir; David Jiménez Torres; insomnio

En mi última colaboración para el Cultura/s de La Vanguardia escribo sobre El mal dormir, una reflexión en primera persona acerca de las procelosas aguas del insomnio con la que el escritor David Jiménez Torres se alzó con el I Premio de No Ficción Libros del Asteroide. En el artículo hablo también con el editor Luis Solano acerca del premio: el único galardón de no ficción del ámbito hispanohablante que se concede a proyecto y no a obra acabada.

Podéis leer el artículo completo aquí.

Construirse una identidad

10 miércoles Nov 2021

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Fatima Daas; La hija pequeña; Cabaret Voltaire, L'última la més petita; Angle editorial

Me llamo Fatima Daas. Soy francesa de origen argelino. Soy musulmana. O: Soy esa chica de barrio que observa los comportamientos parisinos. Soy una adolescente perturbada, inadaptada. Soy una mentirosa. O: Mi nombre es el de un personaje simbólico del islam. Mi nombre no puede ensuciarse, es un nombre que debo honrar. Así, con distintas y sucesivas variaciones, como una letanía, arranca cada uno de los capítulos de La hija pequeña, la primera novela de Fatima Daas, pseudónimo con el que esta joven francesa de padres argelinos, nacida en Saint Germain-en-Laye en 1995, ha irrumpido en el panorama literario francés, vendiendo más de 35.000 ejemplares y  cosechando premios y el elogio de escritores como Virginie Despentes.

Así arranca mi última colaboración para el Cultura/s de La Vanguardia, donde el sábado pasado he publicado una crítica de novela La hija pequeña, debut de la escritora Fatima Daas. Podéis continuar leyendo más abajo.

Francesa de primera generación nacida en los suburbios de París, musulmana creyente y practicante a su manera, lesbiana, escritora… Con estos mimbres, no sorprende que esta primera novela inscrita en el género de la autoficción sea la herramienta que la autora se ha dado para construirse una identidad, y la fórmula que ha escogido para hacerlo resulta perfectamente elocuente y eficaz. En un momento de la novela, la narradora confiesa que hubiera querido ser imam. Y acaso lo que construye no es sino una suerte de letanía laica, una larga oración a través de la que descubrirse y autoafirmarse. Como si a fuerza de repetir las cosas, pudieran encajar todas esas facetas aparentemente contradictorias que conforman su existencia. Como si la escritura fuera, al fin, un espacio para habitar la contradicción.

Es una novela breve, de prosa clara y directa, no en vano una de las autoras citadas es Annie Ernaux. La letanía da paso al relato de episodios significativos de la infancia y la adolescencia y otros de un tiempo presente -ahí aparece su relación con Nina, el amor-, sin importar demasiado el hilo temporal porque lo que importa es la construcción yo. Así, a través de pocas pinceladas, logra construir un personaje, el suyo, muy creíble, complejo, y un entorno, su familia, el barrio, el instituto, sus amores, perfectamente reconocible.

No hay un gran desarrollo de los conflictos. No hay espacio y probablemente no era esa la intención. Eso quizá sea la materia de futuras novelas. Aquí el tema era la construcción del personaje y de la escritora, encontrar la voz. Y no hay duda de que lo ha logrado.

El enigma de Ariadna

06 lunes Sep 2021

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Ariadna, Ariadna abandonada, mito, Nietzsche, Victoria Cirlot

En mi última colaboración para La Vanguardia, escribo a propósito del reciente ensayo de Victoria Cirlot, Ariadna abandonada, en el que la autora hace una nueva lectura de la vida y la obra de Friedrich Nietzsche a la luz del mito de la princesa cretense, que ocupó un lugar destacado en la biografía y la obra del filósofo. Podéis leer el artículo más abajo.

Aprender el movimiento

06 martes Jul 2021

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Patricia Almarcegui; Cuadernos perdidos de Japón; Candaya; Japón; viaje; literatura de viajes

Mi último artículo publicado en el Cultura/s de La Vanguardia (sábado, 3 de julio) es una crítica del último libro de Patricia Almarcegui Cuadernos perdidos de Japón. Una muy agradable lectura y un libro de viajes nada al uso. Podéis leer mi reseña completa más abajo.

“LAS COSAS hay que aprehenderlas en su movimiento” escribe Patricia Almarcegui en sus Cuadernos perdidos de Japón. Y yo creo que esa es la razón por la que Almarcegui, que fue bailarina antes que escritora, viaja. Porque en su movimiento, el de las cosas y el suyo propio, la autora piensa y aprende. Ya los peripatéticos reflexionaban deambulando, como si el movimiento del cuerpo acompañara o indujera el movimiento de la mente. Y el vínculo de la escritura con el viaje, literal o metafórico, es una constante en distintas tradiciones literarias. En Patricia Almarcegui (Zaragoza, 1969), profesora de Literatura Comparada y escritora, el viaje parece consustancial a su actividad literaria y es central en su producción.

La autora de El sentido del viaje (2014) o La memoria del cuerpo (2017) hizo dos viajes a Japón en el transcurso de los cuales tomaba notas que dieron lugar a un puñado de cuadernos de viaje. Algunos de aquellos cuadernos se extraviaron, dañaron o fueron robados por su expareja. Y esos cuadernos que ya no están son el origen de estos Cuadernos que nos entrega.

Por eso, el de Almarcegui, además de un singular libro de viaje, es un libro acerca de la pérdida: de los cuadernos que reconstruye, de la pareja aludida y elidida, la madre, los lugares que se dejan atrás, todos los momentos de plenitud que inevitablemente se extinguen. Y sin embargo no es un libro triste. Es un libro que en su naturalidad y serenidad para referirse a todo tipo de asuntos, de lo más prosaico a lo más poético, de lo político a lo estético, celebra la vida y la belleza.

Testimonio de una manera de viajar, en la que se privilegia la experiencia frente al hito, alterna fragmentos narrativos con otros que contienen observaciones, preguntas, reflexiones, aforismos casi, siguiendo una lógica más poética que narrativa. Una escritura de notable calidad que destila delicadeza y equilibrio.

Meditaciones de Zadie Smith

16 sábado Ene 2021

Posted by Eva Muñoz in Cultura, Libros

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Bajo el título de Contemplaciones. Seis ensayos, la escritora britànica Zadie Smith publica las reflexiones a las que se entregó cuando el pasado mes de marzo se encontró confinada junto a su familia en su apartamento de Manhattan. Lo reseño en el artículo de más abajo publicado hoy en el Cultura/s de La Vanguardia. Podéis leer el texto íntegro a continuación.

EN OTRO sería una boutade, pero cuando Zadie Smith dice que escribe para tener “algo que hacer”, una sabe que está hablando en serio, que le mueve un afán a un tiempo desmitificador e indagatorio. Y es que no es ninguna banalidad. Es una manera de reconocer el “horror vacui”, de admitir que quizá todas las actividades con las que llenamos nuestra existencia no son sino un modo de huir del pánico al vacío que nos acecha, que es el miedo a nuestra propia finitud, el miedo a la muerte. Y la muerte, de unos meses a esta parte, se ha tornado una presencia real y mucho más próxima.

Tiempo disponible, muerte, desconcierto y temor, conciencia de privilegio… Con todo ello se encuentra la pasada primavera Zadie Smith en el apartamento de Manhattan donde se ve confinada junto a su familia. Y esta vez, la autora de Dientes blancos y Sobre la belleza no recrea un escenario paralelo donde someter a examen su experiencia del mundo (más que un ejercicio de creatividad, la escritura es un ejercicio “de control” de la realidad, siempre caótica y dispersa, dice). Esta vez, Zadie Smith se encomienda a Marco Aurelio y sus Meditaciones como quien acude a un manual de instrucciones para ensamblar una mesa (los clásicos como “asidero práctico”, ¡maravilloso!) y se entrega a la reflexión en torno a todas las cuestiones que le asaltan: el arte y la belleza, por qué escribir, ¿es el Amor lo único que detiene el tiempo?, ¿qué tienen en común y en qué son radicalmente distintos el privilegio y el sufrimiento?, pero también la sanidad pública, el odio y el desprecio en nuestra relación con los otros, o sea, el racismo, el clasismo, o sea, la política (y Trump, también, siempre elidido).

Lo hace con la mirada y los recursos de la narradora y la novelista. Así, destaca el calado de  unas reflexiones que no rehúyen la ambigüedad y la paradoja, al contrario, casi se diría que son su razón de ser. Pero se adentra en ellas con el pulso narrativo y la ligereza de la excelente narradora que es, con una capacidad para crear imágenes y analogías que definitivamente la sitúan en el terreno de la literatura. También la estructura de sus ensayos, la forma de aproximarse a los asuntos, a manudo transversal o cultivando la elipsis, y la capacidad para el retrato son las propias de una novelista. Una delicia y un puñado de ideas muy valiosas.  

En el ambiente

07 jueves Ene 2021

Posted by Eva Muñoz in Cultura, Libros

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Marie Modiano; Distante; Oddný Eire; Tierra de amor y ruinas

EL OTRO DÍA me topé con mis dos últimos artículos publicados en el Cultura/s de La Vanguardia, escritos antes de que se declarara la pandemia, y me sorprendió descubrir cómo, por uno de esos azares que se nos antojan una premonición, ambos concluían con frases que parecían estar hablando ya del mundo en el que nos adentrábamos.

La reseña del libro de Marie Modiano Distante, terminaba así: «Ese deambular entre distintas voces, planos temporales y narrativos deviene un rasgo muy contemporáneo y acerca el relato a la experiencia de todos nosotros, frente al amor, frente al desasosiego que nos causan las pérdidas, el propio paso del tiempo o este presente en que todo está tan extrañamente próximo y extraordinariamente lejos». Se publicó el sábado 14 de marzo de 2020, el día en que empezaba el confinamiento en España. Y aunque de un modo distinto al que, literalmente, refiere el libro de Modiano, nuestra vida desde entonces no ha sido sino un deambular entre voces e interficies, que son hoy nuestros planos narrativos. Y a través de ellas, todo parece en efecto extrañamente cerca y extraordinariamente lejos: el pedido del supermercado, el compañero de trabajo, Washington DC o nuestra propia madre. La reseña del libro de Oddný Eir Tierra de amor y ruinas terminaba hablando de «la necesidad de una generación, o varias, de reinventar nuestro modo de vivir y de relacionarnos». Y aunque tal vez me diréis que en ambos casos se trataba de conclusiones lo suficientemente genéricas como para adecuarse a distintos contextos, no deja de sorprenderme de qué modo, a veces, captamos o captan, los escritores, lo que ya está en el ambiente aunque aún no sea visible.

Por cierto que lo que ha pasado en las últimas 24 horas en la capital de Estados Unidos, el asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Trump, también estaba en el ambiente aunque aún no fuera visible en toda su estrepitosa y grotesca magnitud, y no era más que la consecuencia lógica de un presidente boicoteando la propia institución de la que es el primer representante. Alentando, en definitiva, un golpe de estado. Algo tan grave debería tener consecuencias políticas, jurídicas y penales. Espero que lo veamos.

Si os interesa, podéis leer los artículos aquí:

Annie Ernaux: trascender el yo

14 sábado Sep 2019

Posted by Eva Muñoz in Cultura, Libros

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Annie Ernaux, autoficción, Cabaret Voltaire, El uso de la foto, La mujer helada, Los años, Memoria de chica, No he salido de mi noche, Premio Formentor

Annier Ernaux en blog Eva Muñoz

El prestigioso premio Formentor ha reconocido este año la trayectoria de la escritora francesa Annie Ernaux, precursora de la literatura del yo. Trazo su perfil en un artículo publicado en el Cultura/s de La Vanguardia, donde también recorro la historia de este premio y mítico encuentro literario que cada año cierra el verano desde el enclave mallorquín. Podéis leer el artículo a continuación.

Nacida en la localidad normanda de Lillebonne en 1940, Annie Ernaux es autora de una veintena de libros de carácter eminentemente autobiográfico, entre los que destacan títulos como El lugar, La vergüenza, El acontecimiento, La mujer helada, Memoria de chica, No he salido de mi noche, El uso de la foto o Los años; los cinco últimos publicados en España por Cabaret Voltaire.

De lenguaje desnudo y naturaleza intimista, la escritura de Ernaux reviste  un perfil singular dentro del panorama de la autoficción o literatura del yo (categorías, por cierto, en las que rehúsa encuadrarse). Esa singularidad probablemente radica en la distancia que la autora parece tomar de la persona que es o que fue cuando la aborda literariamente y que a veces se traduce en el uso de la tercera persona. Un distanciamiento del que también da fe el lenguaje directo y despojado, antirretórico. No hay complacencia ni nostalgia en su relato sino voluntad de comprender, de aprehender la realidad, lo acontecido, lo que se oculta o se escamotea: el deseo, la vergüenza, el tiempo, ejes que articulan su escritura. La autora conjuga constantemente la necesidad de conocer cómo operan esas pulsiones y dimensiones que contienen la vida, y la voluntad de trascender la vivencia individual para alcanzar la historia colectiva, un mecanismo que es especialmente visible en Los años.

Desdoblamiento

En Memoria de chica, Annie Ernaux se sumerge en el verano de 1958, el de su primera noche con un hombre, en la colonia de S, en el Orne. Una noche que iba constituir un “agujero incalificable” en el tejido de la memoria. Y sin duda lo más interesante de este breve pero magistral libro sea la coexistencia en la narración de las dos identidades de la autora: la de sus dieciocho años y la actual. Ernaux renuncia a fundir a ambas en un solo “yo” y opta por disociar a la primera de la segunda con el fin de “explorar el abismo entre la espantosa realidad de lo que ocurre, en el momento en que ocurre y la extraña realidad que reviste, años después, lo que ha ocurrido”. Una voluntad pues de desentrañar la verdad que Ernaux entiende como la mayor fidelidad posible a la realidad (de lo sucedido, de lo sentido) a través del lenguaje.

Esa contraposición de voces que encontramos en Memoria de chica adopta en El uso de la foto diversas formas: la existencia de dos miradas, una pasada y otra actual, pero también la suya y la de su amante. El origen de este singular e importante libro está en el deseo de la autora de fotografiar el paisaje tras el amor: la suerte de bodegón o naturaleza muerta que, a la mañana siguiente, conforman la mesa con los restos de la cena, las sillas desplazadas, la ropa revuelta y tirada en cualquier parte que atestigua la urgencia de los cuerpos al desprenderse de ella… Hay algo profundamente liberador e incluso subversivo en el artefacto de Ernaux: la historia de la que se da cuenta a través de la sucesión de fotos y las correspondientes narraciones en las que se alternan las voces de la escritora y de su amante, el también escritor Marc Marie, es la de una pasión amorosa en el momento en que ella, una mujer de sesenta y tres años, veinte años mayor que él, sufre un cáncer de pecho. Lo que en el imaginario convencional es un periodo de enfermedad y sufrimiento, asociado a la muerte y en las antípodas del erotismo, es aquí el momento de la vivencia de una pasión amorosa, de un cuerpo que es mostrado a un tiempo intervenido y deseado.

Huellas

Historia de amor, relato erótico, suerte de ensayo acerca del uso y los límites de la fotografía, indagación en torno a la enfermedad, la muerte y el deseo, en torno al paso del tiempo. Son temas recurrentes en Ernaux, como la construcción de una identidad, la necesidad de emancipación de la familia y de la sociedad, centrales en Memoria de chica, La mujer helada; o la vejez, la decadencia del cuerpo y de la mente, la necesidad del otro y el cuidado o la transformación de la relación con nuestros padres a lo largo de la vida que aborda en No he salido de mi noche, el diario donde la autora consignaba sus impresiones al regresar a casa tras visitar a su madre, enferma de alzhéimer, en la clínica geriátrica en la que pasó los dos últimos años de su vida. Asuntos que siempre se inscriben en un contexto social, el de la protagonista, el nuestro, del que se nos entrega un retrato en forma de huella o huecograbado. Por su parte, La mujer helada, considerado uno de sus libros más representativos, es el relato de una transformación, de niña libre y que tiene como referente a una madre fuerte procedente del entorno rural y liberada de algunas de las convenciones sociales de la época, a mujer adulta, burguesa, que acepta las convenciones y, por lo tanto, es mucho menos libre. La renuncia a esa libertad es lo que la convierte en una mujer helada. El libro es el relato de lo que la propia Ernaux hubiera podido ser o, mejor, de la que fue en parte y de la que se deshizo, justamente, a través de la escritura.

Aunque la obra de Ernaux resulte radicalmente feminista, sería erróneo encuadrar a esta escritora nacida en provincias y residente en Cergy, voluntariamente apartada de los cenáculos culturales de la capital, en esa u otra categoría. La misma vocación de autenticidad que caracteriza su prosa tiene su traducción moral en lo que parece ser una irreductible voluntad de ser ella misma, sin plegarse a ninguna prescripción o ideología, únicamente fiel la verdad de la (su) vida. Y es precisamente esa actitud la que resulta profundamente liberadora y emocionante, y la que explica su altura literaria.

La conspiración Formentor

A lo largo de 90 años, el enclave de Formentor en la isla de Mallorca ha mantenido un vínculo con la cultura literaria y cosmopolita de una continuidad excepcional en el panorama español. Hoy, el ya mítico hotel Formentor sigue auspiciando el premio literario homónimo y constituye una suerte de espacio protegido desde un punto de vista paisajístico y cultural.

Un recodo del cabo Formentor, unas vistas espléndidas sobre la bahía de Pollensa, un hotel “más que elegantísimo, exquisito” (según Carlos Barral, que debía de haberse alojado en unos cuantos) y todo, cabo, hotel y el premio que allí se celebra, bajo el signo de Formentor, del trigo -según la etimología-, la luz y el mar. Todo remite a la mediterraneidad, a la belleza del paisaje natural, el mismo que veían los clásicos, aquellos a quienes evoca y quiso convocar Robert Graves algo más hacia el poniente de la isla. Lo dice Basilio Baltasar, presidente del Premio Formentor y director de las Conversaciones Literarias, con quien conversamos una mañana de julio mientras ultima los preparativos para la celebración del evento literario que, a finales septiembre, marcará la clausura definitiva del verano y el comienzo del año académico y editorial. “Es una impresión compartida por todos los que nos reunimos aquí. Este lugar evoca los paisajes que en nuestro imaginario asociamos a la Grecia clásica. Al mismo tiempo, este paisaje conservado pero que parece en trance de desaparecer provoca un sentimiento de nostalgia, la sensación de encuentro con la belleza original”.

Una conspiración estética

Y en medio de esa belleza, un premio y unos encuentros que tienen el carácter de una confabulación: reivindicar la excelencia literaria a través de un puñado de hombres y mujeres que se reúnen para algo tan necesario como perfectamente inútil en términos estrictamente mercantiles: conversar en torno a las obras de la imaginación que fundamentan el tronco de la cultura europea. Ese es el espíritu subyacente al premio y a las conversaciones, las que se celebran desde el año 2011 y las originales, las que arrancaron con las Conversaciones Poéticas organizadas en este mismo hotel por Camilo José Cela en 1959. Y también era el espíritu de una denominada Semana de la Sabiduría, que en el año 1931 y auspiciada por el entonces propietario y fundador del hotel, el abogado y mecenas argentino Adán Diehl, organizaba el conde Keyserling.

Pero volvamos al segundo momento clave de este relato, aquél en el que, según refiere Barral en sus Memorias, “el refinamiento de Camilo José Cela, en funciones de nuevo conde Keyserling, y la generosidad de los propietarios del hotel”, entonces la familia Buadas, “emparentó” a un grupo de editores, escritores y gentes de letras con este rincón de la isla. El escritor gallego había descubierto Mallorca en el año 54 y había decidido fijar allí su residencia. Como editor de la revista Papeles de Son Armadans, Cela convoca en 1959 las Conversaciones Poéticas en Formentor. Uno de los participantes en esas conversaciones es el joven poeta y editor Carlos Barral. Y si la voluntad del futuro nobel era la de reunir a los escritores españoles, los del interior y los del exilio, tratando de salvar el socavón que la guerra civil y la posguerra habían abierto en la cultura española, Barral descubre su propio programa, que no es ajeno al anterior pero va más allá: de una parte, romper el cerco de la literatura y la edición española, aisladas por la censura, de otro, “agrupar a los editores literarios europeos en una verdadera conspiración estética: consolidar los valores de la alta cultura literaria y fundamentar el canon de la narrativa contemporánea”, en palabras de Basilio Baltasar.

Un empeño, el de Barral, que tuvo que vencer las reticencias de editores como Claude Gallimard o Giulio Einaudi, que se debatían entre la voluntad de participar en la empresa literaria a la que los invitaba el entonces (casi) imberbe editor catalán y el temor a que su participación contribuyera a dar una pátina de normalidad a la dictadura. Resolvieron el dilema a favor de su participación, y Formentor, escribe Barral, “se convirtió en una referencia constante para la vanguardia de la edición europea y en el ágora literaria más importante y famosa de la década de los sesenta”. Y todo ello, en pleno franquismo (aunque fuera en casi la más remota de sus esquinas). Si le sumamos los nombres de algunos de los primeros premiados, Jorge Luis Borges, Samuel Becket, Saul Bellow o Witold Gombrowicz , y “los tragos y los baños” que, como reconoce Jorge Herralde, editor que frecuentó aquellos encuentros, amenizaban las conversaciones literarias, no sorprende el halo mítico que aún hoy envuelve la cita literaria. Ni tampoco que en 1962, las Conversaciones acabaran por decreto del régimen franquista. El Premio se prolongó en otros lugares hasta 1967, “cuando se agota la alianza de los editores a causa de los cambios en el mercado editorial, en los derechos de autor y en las perspectivas culturales”, explica Baltasar.

Recuperación

Aquella breve pero brillante aventura dejó una huella importante en la memoria literaria colectiva y en la de las gentes de la isla, que hizo que en el año 2008, cuarenta años después de fallado el último premio Formentor, Simón Pedro Barceló, nuevo propietario del hotel, se pusiera en contacto con el escritor, editor y periodista Basilio Baltasar “para rescatar este pasado ilustre y dar al Premio Formentor una nueva actualidad, prolongando el mismo espíritu que inspiró su origen”, relata Baltasar. Y así, en 2011 y con el mecenazgo de las familias Barceló y Buadas, se recupera el Premio Formentor, que ahora es definitivamente a una trayectoria literaria y no a una obra concreta y ese año premia al escritor mexicano Carlos Fuentes.

Los premiados en las siguientes ediciones, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia, Roberto Calasso, Alberto Manguel, Mircea Cartarescu y Annie Ernaux, que recogerá el premio el próximo 20 de septiembre, dan idea del firme compromiso artístico del galardón. “La conciencia del hombre contemporáneo se deposita en las grandes obras literarias. La complejidad de la condición humana se comprende y elabora mediante las creaciones del talento narrativo”, afirma Baltasar. En este sentido, Formentor constituiría un cierto canon de la narrativa contemporánea, “el canon de las obras eminentes, las de aquellos artistas que captan el pálpito del alma contemporánea con esmerada habilidad artística”. La  calidad de los premiados sin duda explica también el prestigio que hoy mantiene el Premio Formentor,  y que traduce la labor de un jurado “que trata de mantenerse ajeno a los caprichos del mercado y a la hipnosis del consentimiento general buscando, exclusivamente, la conciencia artística de lo literario”. Un jurado que, en definitiva, trata de devenir cierta guía, referencia, mapa, que es algo para lo que deberían servir los premios.

Los próximos 20 a 22 de septiembre, un grupo de escritores, lectores, editores y periodistas, amantes de la literatura y firmes creyentes en lo que Nuccio Ordine llama “la utilidad de lo inútil”, se reunirán en el bellísimo enclave del hotel Formentor para conversar, esta vez, acerca de bestias y monstruos y el papel central que esas oscuras criaturas han desempeñado en imaginación literaria y para señalar y celebrar la trayectoria literaria de la escritora Annie Ernaux, que con su acerada y transparente escritura toma el relevo este año en esa cadena de nombres que marcan el mapa de la mejor creación literaria.

Las nuevas voces del feminismo

08 jueves Mar 2018

Posted by Eva Muñoz in Acerca del cuerpo, Cultura, La entrevista, Libros

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Mujeres; feminismo; voces; Mary Beard; Laura Bates; Patricia Merino; Virginie Despentes; Chimamanda Ngozi Adichie; Jessa Crispin

ALGO SE ESTÁ MOVIENDO. Entre las novedades de cualquier librería es fácil encontrar últimamente algún ensayo feminista. También en librerías, carteleras de cine o centros de arte, la presencia de obras firmadas por mujeres ha dejado de ser algo anecdótico y su trabajo empieza a ser recibido no como una excepcionalidad o como una obra femenina, sino como la obra de una autora, mujer, sí, e imbricándose en el discurso general. Y si la cultura, además de construirnos, la construimos nosotros, ¿cómo no habría de cambiarla el hecho de que el discurso público esté empezando a poblarse de voces de mujeres? Porque la cosa va de voces, como señalan Mary Beard y algunas otras.

Mary Beard en blog Eva MuñozReportaje publicado en el Cultura/s de La Vanguardia el 24 de febrero de 2018

MARY BEARD: GÉNERO Y DISCURSO PÚBLICO
Un gesto y, sobre todo, una voz: la de Telémaco reprimiendo a su madre Penélope cuando ésta hace oír su voz en público. Un acto, este silenciar el discurso público de las mujeres, escribe Mary Beard (Much Wenlock, 1955) que aún hoy, en pleno siglo XXI, “se repite con demasiada frecuencia”. En su reciente ensayo Mujeres y poder, esta catedrática de Clásicas en Cambridge, divulgadora y figura referencial y personalísima del feminismo contemporáneo, parte de una de las obras fundacionales de la cultura occidental, La Odisea de Homero, para rastrear los orígenes de la misoginia moderna.

Y es que, explica la profesora británica, desde el momento en que el poder deja de residir en la fuerza bruta, el atributo definitorio de la masculinidad, al menos entre los hombres libres, pasa a ser la voz o, más precisamente, el discurso público. Por eso, desde ese momento, despojar a las mujeres de poder y mantenerlas en el ámbito doméstico, equivale a silenciarlas públicamente. Y La Odisea, que además de las gestas de Ulises es el relato de cómo Telémaco madura y se hace un hombre, contiene en su arranque lo que pretende ser un mensaje muy preciso para hombres y mujeres: quién tiene y quién no tiene derecho a hacer oír su voz. Y, en consecuencia, quién tiene, o no, autoridad y autonomía.

Mary Beard analiza la relación entre poder, discurso público y voz masculina a través de algunas de las obras fundacionales de la cultura occidental.

La autora prosigue su estudio analizando otras obras de referencia de nuestra cultura en distintas épocas y las pone en relación con situaciones actuales en las que el discurso público de las mujeres es silenciado o trata de silenciarse en los medios y en las redes sociales. Una indagación que no es ajena a su propia experiencia, pues su excelente tarea como divulgadora del mundo clásico en la BBC le costó ataques furibundos en los medios y las redes que, por cierto, nada tenían que ver con su competencia académica o comunicativa sino con su aspecto. Y es que Beard es una voz tan autorizada como desacomplejada y liberada de estereotipos: ni guapa, ni sexi, ni masculina. Todo lo cual, como su humor e inteligencia, resulta profundamente subversivo.

Señala usted el discurso público como el atributo definitorio de la masculinidad.
Sí, tan atrás como nos remontemos, encontramos una relación clara entre mujeres silenciosas o silenciadas y hombres portadores del discurso. La cultura occidental representa la mujer callada, y eso es algo que debemos confrontar.
¿Hay una conexión entre Telémaco haciendo callar a su madre y las formas contemporáneas de ignorar el discurso femenino?
En efecto. Para mí fue una conmoción ver, en algunos de los primeros ejemplos de la literatura occidental, a mujeres siendo acalladas por hombres. Durante tres mil años se nos ha transmitido la idea de que las mujeres deben callar.
Cuando las mujeres quieren ser tomadas en serio, con frecuencia adoptan atributos masculinos.
Carecemos de modelos femeninos de poder o autoridad. Por ello, cuando una mujer quiere tomar posiciones de poder adopta un estilo masculino, como vestir pantalones o un tono de voz grave, es lógico. Me gustaría que fuéramos capaces de derribar ese estereotipo masculino acerca del aspecto del poder. ¿Ponerle faldas, quizá?
¿Debemos redefinir el poder para que las mujeres tengamos espacio en esa esfera?
La lógica me parece evidente. Si las mujeres no encajan en la actual estructura de poder, debemos cambiar la estructura del poder, no a las mujeres.
El número de mujeres que participa hoy en el discurso público es creciente. ¿Producirá esto un cambio en la percepción de la voz femenina?
Finalmente contribuirá a ello, ¡pero no sé si lo suficientemente rápido para mí! Tengo 63 años ¡y lo quiero ya! Aún veo muy pocas mujeres como directoras de museos o en el parlamento, y creo que todavía hay mucho trabajo que hacer.
Con el crecimiento de movimientos como el “Me Too”, hay hombres, y mujeres, que denuncian un incremento de la corrección política…
No creo que haya más oposición de la que siempre ha habido. Siempre se produce algún tipo de reacción.
¿Es usted feminista?
Por supuesto. Nunca he pensado que pudiera ser otra cosa. Quizá deberíamos debatir acerca de qué feminismo hablamos… pero sí, desde luego, y una feminista orgullosa de serlo.
¿Superar el patriarcado es hoy el único horizonte ideológico capaz de regenerar una humanidad autodestructiva?
Me gustaría superar el patriarcado, ¡pero tengo unas cuantas cosas más en la lista!

OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS
LAURA BATES
De una generación posterior a Mary Beard, la autora de Sexismo cotidiano ha trasladado al papel una experiencia que arrancó en 2012, cuando creó la web Everyday Sexism Project, donde la gente podía compartir sus experiencias de machismo diario. Tres años después de su creación, el proyecto de Laura Bates (Oxford, 1986) había superado las 100.000 entradas, convirtiéndose en un acontecimiento viral y un gran compendio de la misoginia moderna. Lo que en Beard es un análisis de nuestra tradición literaria en clave de género, en Bates es un examen de la comunicación contemporánea desde esa perspectiva, que le sirve para poner en contexto los relatos que le han hecho llegar mujeres de todo el mundo, edad y condición y dan cuenta de un machismo perfectamente instalado y normalizado en nuestra cultura.

Su web Everyday Sexism Project sirvió a Laura Bates para dar voz a mujeres anónimas del mundo entero y realizar un amplio compendio de la misoginia moderna.

El trabajo de esta escritora que anteriormente ejerció de niñera y actriz no pretende erigirse en análisis cuantitativo o en prueba fiscal, pero no hay duda de su interés cualitativo y de la cantidad de datos útiles de los que ha hecho acopio. Su mayor valor reside sin embargo en dos aspectos. Primero, en llamar la atención de manera fehaciente sobre el hecho de que no por normalizado, el machismo haya desaparecido de nuestro entorno. Por el contrario, más allá de los abusos graves y lacerantes, nuestra vida cotidiana está llena de un sexismo que, por normalizado, opera de manera silenciosa, conformándonos y haciéndonos conformar. Segundo, al crear un espacio de comunicación en la red, esta milenial ha logrado conectar con las jóvenes y las adolescentes contemporáneas. Un hecho que parece fundamental a juzgar por algunas de las estadísticas y relatos que el libro recoge y que revelan por ejemplo que “el mayor deseo” de las niñas entre los 11 y los 17 años es “estar más delgadas”. Mientras esto sea así, el problema de las mujeres no es el “techo de cristal”, sino otro mucho más insidioso: hemos interiorizado la cárcel, somos prisioneras de nuestros propios cuerpos.

PATRICIA MERINO
El proyecto político del feminismo se centra hoy todavía en el empoderamiento de las mujeres en el empleo y en la vida pública. Por eso, leyendo el título del libro de Patricia Merino (Bilbao, 1961) Maternidad, Igualdad y Fraternidad, habrá quien sospeche que no estamos hablando de feminismo sino de alguna otra cosa. Ciertamente, la maternidad no es ni obligatoria ni nuestro destino, el feminismo clásico lo dejó por fortuna claro, pero relegar la maternidad, ese hecho central de la vida humana, a los márgenes del discurso es en realidad hacerle el juego al patriarcado, denuncia la autora, pues “es precisamente en las dependencias y vulnerabilidades originadas en la maternidad donde éste enraíza”. Y la solución no puede ser obviar la cuestión sino, por el contrario, poner la maternidad en el centro del debate y, de una vez por todas, reconocer a la madre como sujeto político.

Solo poniendo la maternidad en el centro del debate feminista y reconociendo a las madres como sujeto político superaremos el patriarcado, sostiene Patricia Merino.

En su libro, Merino cuestiona la representación que desde el feminismo beauvoiriano y las posiciones constructivistas se ha hecho de la maternidad, teñidas de misoginia la una y de un culturalismo extremo la otra, que niega la dimensión biofísica de la maternidad y su trascendencia. La autora también reflexiona acerca de los conceptos de “trabajo” y de “empleo”, reclama la equiparación del trabajo productivo y reproductivo y explora el modo en que encaja la maternidad en las diversas sociedades europeas actuales y cómo en cada una de ellas se socializa la crianza. Una reflexión que se antoja fundamental en nuestras sociedades posfamiliares y poslaborales, donde las profundas transformaciones del mercado de trabajo y las tasas crecientes de paro también obligan a cuestionar el binomio empleo-derechos sociales y de ciudadanía en que hasta ahora se han basado las sociedades industriales.

VIRGINIE DESPENTES
Hablemos claro: he venido a recomendaros algunos libros imprescindibles, de esos que os pueden cambiar la vida. Y eso es exactamente lo que puede hacer un libro como la Teoría King Kong de Virginie Despentes (Nancy, 1969), que puede reconciliaros con quienes sois con la contundencia de un puñetazo y emocionaros con un arranque tan poco sospechoso de sensiblería como este: “Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, la camioneras… ”. Pero, queridas, las que sabemos algo o estamos dispuestas a descubrirlo, sabemos que lo verdaderamente conmovedor en esta vida es la verdad desnuda.

El discurso de Virginie Despentes es un cuestionamiento radical de las asunciones políticas, estéticas y sexuales en las que se sustenta el patriarcado.

El de Despentes es un cuestionamiento radical de muchas de las asunciones estéticas, políticas y sexuales sobre las que se asienta nuestra sociedad patriarcal y es, por ello, profundamente liberador, y perturbador. Empezando por ese “ideal de la mujer blanca, seductora, que nos ponen delante de los ojos [y que] es posible incluso que no exista”. ¡Bingo! Son fundamentales algunos capítulos y reflexiones, como su lectura de la seducción femenina, ese “vestirse de puta” como forma de disculparnos por nuestra inteligencia y enviar el mensaje tranquilizador de que seguimos jugando al juego que se espera de nosotras, o su análisis a contracorriente de la violación o la prostitución, donde la autora parte de su propia experiencia y elabora desde ahí su discurso, una dinámica narrativa que encontramos a lo largo de todo el libro. Escrito en 2006, es todo un acierto su reedición doce años más tarde, con traducción de Paul B. Preciado, y no hay duda de que sigue estando plenamente vigente.

CHIMAMANDA NGOZI ADICHIE
En este coro de voces, sería fácil dejarse llevar por la tentación de etiquetar a Chimamanda Ngozi Adichie (Enugu, 1977) como la “voz periférica”, pues nació y creció en Nigeria, donde sigue residiendo parte del tiempo, además de en Estados Unidos, o como “feminista pop”, pues en efecto es un personaje público extraordinariamente popular (tanto como pueda serlo un escritor que además es mujer y negra) y algunas de sus frases más célebres han sido llevadas a la música por Beyoncé o estampadas en camisetas Dior. Lo que sí podemos decir de Adichie es que es capaz de expresar con extraordinaria sencillez asuntos complejos y su discurso está lejos del intelectualismo dominante en los discursos feministas más tradicionales y emparenta con su narrativa, “yo soy una contadora de historias, me interesa la textura de la vida, no las teorías”, dice.

Chimamanda Ngozi Adichie expresa con sencillez asuntos complejos y pone el acento en la educación y en nuestra acción cotidiana.

Todos deberíamos ser feministas, un librito que recoge una conferencia pronunciada en 2012, contiene observaciones de gran sencillez pero enorme calado y se ha convertido en todo un clásico del feminismo contemporáneo. La autora reclama un mundo distinto y más justo y sugiere cuál es la forma de empezar: “tenemos que criar a nuestras hijas de otra forma. Y también a nuestros hijos”. Una idea que ha desarrollado en su más reciente Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo, que contiene propuestas tan simples y valiosas como la sugerencia de no llamar “princesas” a las niñas (pensadlo bien), enseñarles que lo más importante en esta vida es ser honesto con uno mismo, no gustar o complacer a los demás, o que los matrimonios son felices o desgraciados, pero en ningún caso un logro. Recomienda también la autora acostumbrar a los niños a leer (incluso mediante soborno) y enseñarles a cuestionar el lenguaje, y en ningún caso pretender que ellas son mejores que ellos, pues es otra trampa: la bondad femenina es tan frecuente como la maldad. Espléndida novelista, más allá de estos breves ensayos, el discurso de Adichie está comprendido en una narrativa cuyas protagonistas son con frecuencia mujeres jóvenes que tratan de construirse una identidad (siempre múltiple) y una vida propia con inteligencia, energía y humor.

JESSA CRISPIN
El feminismo está de moda. Ya no es un movimiento político sino un estilo de vida, un producto más y, como tal, ha perdido su capacidad crítica y su poder transformador. Esa es la tesis de la periodista, escritora y crítica literaria Jessa Crispin (Kansas, 1978), autora de Por qué no soy feminista. Un manifiesto feminista, un análisis ácido y lúcido tanto del patriarcado como del feminismo contemporáneo. Con la voluntad de resultar aceptable para todos, dice la autora, el feminismo se ha vuelto inofensivo. Y así se ha pasado de la crítica a la etiqueta y la denuncia, una deriva que para Crispin no es ajena a la sustitución de la sociología por la psicología y de la política por la moda que opera en nuestras sociedades contemporáneas.

Jessa Crispin se muestra tan crítica con el patriarcado como con un feminismo que en su voluntad de universalizarse ha perdido su capacidad transformadora y ha devenido moda.

“Los obstáculos y desigualdades reales a los que se enfrentan las mujeres afectan en su mayoría solo a las mujeres pobres; las de clase media y alta pueden comprar el acceso al poder y a la igualdad”, afirma la autora. El problema es el patriarcado, eso lo que hay que poner en cuestión y superar, concluye. Lejos de ello, el llamado empoderamiento no haría sino perpetuarlo, según Crispin, pues simplemente pretendería que algunas de nosotras podamos apropiarnos de una parte del pastel. Si bien la crítica principal de Crispin parece válida, cabría hacer un par de observaciones a su análisis. En primer lugar, que la clase media va camino de convertirse en producto de derribo, con una mayoría de nosotras a la cabeza. En segundo, aun estando de acuerdo en que gestos como enfundarse un fabuloso traje negro de Valentino en un cuerpo al servicio de los más caros mitos del patriarcado quizá no sea exactamente un acto ni radical ni liberador, ese gesto pone precisamente de manifiesto como la cosificación del cuerpo de la mujer es transversal social y económicamente, al igual que una cultura que lleva tres mil años silenciándonos a todas, de baja y alta cuna.

Fuera de los márgenes de este artículo quedan muchas otras voces que se están haciendo oír. Paulina Fariza publica F de Feminismos, un abecedario ilustrado al hilo del cual recorre algunos de los principales hitos, conceptos y retos del feminismo contemporáneo; Bel Olid expone también los conceptos clave de la lucha feminista actual en Feminisme de butxaca en tanto que Capitan Swing reedita la Autobiografía de Angela Davis, filósofa, feminista y mítica activista afroamericana… Imposible dar cuenta aquí de todas las novedades, pero el fenómeno editorial es el reflejo de un movimiento político que ha vuelto al centro del discurso.Nuevas voces del feminismo en blog Eva Muñoz

 

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