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Conversación con Arturo San Agustín a propósito de su libro Tras el Portón de Bronce, un interesante y desprejuiciado viaje al interior del Vaticano. Leer la entrevista aquí.
Publicado en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia.
14 sábado Mar 2015
Posted Cultura, La entrevista, Libros
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Conversación con Arturo San Agustín a propósito de su libro Tras el Portón de Bronce, un interesante y desprejuiciado viaje al interior del Vaticano. Leer la entrevista aquí.
Publicado en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia.
07 sábado Mar 2015
Posted Arte, Cultura, Economía y Política, Libros
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Argentina, Baltasar Garzón, Bolivia, Chile, dictaduras, fotografía, Joao Pina, Jon Lee Anderson, libro Cóndor, Operación Cóndor, Paraguay, terrorismo de estado, Uruguay
En noviembre de 1975 se celebró en Santiago de Chile una reunión de carácter secreto entre los mandos militares de Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay y Paraguay -entonces dictaduras de extrema derecha todas ellas- con el fin de crear lo que sería una organización internacional de terrorismo de estado: el plan Cóndor (…) Durante ocho años, el fotógrafo portugués Joao Pina (Lisboa, 1980) ha recorrido los escenarios de aquellos crímenes. El proyecto concluye ahora con la publicación del libro Cóndor a cargo de la editorial Blume (…) Leer el reportaje completo aquí.
Publicado en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia.
07 sábado Feb 2015
Posted Cultura, La entrevista, Libros
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Elif Shafak es hoy la escritora turca más leída. Sus obras han sido traducidas a 40 lenguas y ha recibido diversos galardones de las letras. Es también una cotizada comentarista política. Su nueva novela, El arquitecto del universo, recrea la historia de un arquitecto en la Estambul del siglo XVI.
Entrevista publicada en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia.
Puedes leer la entrevista aquí.
22 jueves Ene 2015
Posted Cultura, La entrevista, Libros, Una habitación propia
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Alejandro Palomas, El tiempo del corazón, familia, Una madre
Del segundo encuentro hace ya casi un año, fue la pasada primavera; del primero hace más de una década. Luego el artículo tardó mucho en publicarse, no se publicó hasta noviembre pasado, y yo he tardado aún más en traerlo aquí junto con la primera entrevista que le hice para componer este díptico y este juego entre nosotros.
Las fotos no dan fe de ello porque (no sé si por azar o porque el editor del artículo quiso mostrar esa otra tarde a la que alude el título con una fotografía de entonces) ambas son de 2002, pero el paso del tiempo le ha sentado bien a Alejandro. Yo creo que nos ha sentado bien a los dos. Otra cosa es lo amable que haya sido en su paso, y en su peso, sobre nuestra piel y nuestros huesos. En su caso ha sido amable. Su rostro es menos afilado que antes, es el de alguien más tranquilo.
El tiempo es implacable o, como poco, es ciego, así es que es mérito nuestro y no del tiempo que nos haya sentado bien. Caben unas cuantas cosas en una década, algunas importantes. Yo creo que los dos escribimos mejor, por ejemplo. Creo que Alejandro es mejor escritor ahora y yo soy mejor periodista. Alejandro reivindicaba no hace mucho en facebook que él no es una familia, que él ha elegido no formar una familia, estar solo. Yo creo, y no es porque tenga especial interés en defender la familia y mantener (o mejor, cultivar) una me parece arduo y mantener la individualidad dentro de una más arduo todavía, que él y Rulfo, su perro, son una familia. Yo también he formado una familia con mi hijo Rodrigo.
No son logros menores para estos tiempos que todo lo fagocitan. Démonos la enhorabuena en este 2015 que empieza, Alejandro. También por lo que ha quedado fuera de cuadro.
Hasta la próxima tarde.
17 miércoles Sep 2014
Publicado en Cultura/s, La Vanguardia
Hacia finales de noviembre de 1548, el barco en el que viaja el caballero español Álvar Núñez Cabeza de Vaca naufraga en las costas de Florida. Él y tres de sus compañeros, desnudos y descalzos, emprenden un viaje hacia el interior del continente americano que les llevará ocho años. La desnudez física anuncia un proceso de despojamiento progresivo de estos cuatro hombres blancos; el viaje, desde luego, no será sólo exterior. La extraordinaria y muy humilde aventura que acontece a estos hombres, y a uno de ellos en particular, es un camino de iluminación, narrado con la sencillez de los místicos por el poeta, autor y editor Haniel Long (Myanmar, 1888-Nuevo México, 1956) en su bello libro Entrelineado a Cabeza de Vaca, que acaba de ser muy justamente vertido al español por Elena Vilallonga (con la complicidad del poeta Jonathan Boulting) y dado a ver la luz en papel (en una preciosa edición que recuerda las antiguas ediciones de Gallimard, cubiertas de papel color crema), por Ediciones de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Si el viaje de aquellos hombres fue dilatadísimo, el relato que de aquel periplo entrelinea Long a partir de los Naufragios y Comentarios que, efectivamente, Álvar Núñez dejó escritos, tiene la condensación propia del poeta (o de determinados poetas), pero sus apenas sesenta páginas son suficientes para conocer lo sustancial que les aconteció y, de hecho, (como expresa Henry Miller en el brillante prólogo que acompaña a la edición) para arrojar una luz en la terrible noche que es la historia de la conquista del continente americano por los europeos, y en la historia del hombre, cuya civilidad suele andar pareja a la pérdida de la gracia.
Long, que en 1929 se trasladó a vivir a México para gozar del espectáculo de las montañas y desiertos, atraído especialmente por los pueblos indígenas que vivían a orillas del Río Bravo, supo reconocer todo ello en los escritos que legó Cabeza de Vaca y decidió “entrelinear” lo que de más singular y valioso creyó que ofrecían, adoptando para ello la voz del propio Álvar Núñez y dándole la forma de una misiva al rey que en realidad nunca fue escrita. Pura justicia poética que nos entrega sentencias como esta: “el poder de salvaguardar la vida en los demás está latente en cada uno de nosotros. Si no lo utilizamos, ese poder desaparece”.
Una muy bella, breve, iluminadora lectura.
25 miércoles Jun 2014
Posted Cultura, Economía y Política, Libros
inPublicado en Cultura/s, La Vanguardia
Artículo.- «Crecí oyendo decir hasta el hartazgo que el secreto del éxito era ‘trabajar duro’. Nadie me dijo nunca que podías trabajar duro y encontrarte cada vez más hundido en la pobreza y el endeudamiento». Siguiendo la senda de clásicos como Günter Wllraff y su Cabeza de turco, la ensayista y activista estadounidense Barbara Ehrenreich dejó su residencia y su trabajo y, a lo largo de varios meses, desempeñó trabajos no cualificados. El resultado es el demoledor ensayo Por cuatro duros. Cómo (no) apañárselas en Estados Unidos.
Leer artículo completo aquí.
11 miércoles Sep 2013
Posted Cultura, Libros, Ultramarinos
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Antes de que termine definitivamente el verano quiero recuperar aquí uno de esos artículos que escribí para publicar en el diario en el que colaboro, lo arrolló el tiempo, y quedó inédito. Se trata de una reseña del conjunto de relatos Sagapò. Te quiero (Acantilado), que escribió el italiano Renzo Biasión tras su experiencia como soldado del ejército de Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial, en Grecia. He recordado estos cuentos este verano porque uno de sus rasgos más característicos es la presencia del paisaje, del clima: radicales. Ese clima y ese paisaje extremos y la vaciedad del tiempo constituían el mayor enemigo de aquellos soldados, notablemente más que la población local, que trataba de sobrevivir a la ocupación a base de un férreo desprecio del enemigo/extranjero -como sólo las personas de comunidades locales, cerradas y rurales, son capaces de ejercer- que alternaba con una tolerancia del otro/ocupante. Lo extremo de dichos paisajes hace que a veces se antojen más fantásticos que reales: lunares, hiperrealistas. Esto es especialmente notorio en el relato Katina: la luz cegadora, el barro seco, los despeñaderos y, en medio de ese paisaje trágico, una trágica, memorable historia de amor de dos criaturas sencillas y emocionales: carne de cañón. ¡No se los pierdan! Aquí va lo que escribí para La Vanguardia.
No sucede muy a menudo, pero a veces uno se encuentra con autores que tienen la impronta de los clásicos. Y no se trata de que Renzo Biasión (Treviso, 1914 – Florencia, 1996), autor de un único libro, Sagapò (Te quiero), escriba acerca de un acontecimiento que todavía nos concierne, como es la Segunda Guerra Mundial. Lo que nos concierne es su profunda comprensión del ser humano, que refleja desde la cercanía y la generosidad, con un estilo sobrio y despojado de todo afán intelectualista.
Su incursión en la literatura fue accidental. Biasión era profesor de dibujo cuando lo llaman a filas para participar en la ocupación italiana de Grecia: un empeño absurdo del megalómano Mussolini que fue criticado por el propio Hitler. En una situación de notable abandono por parte de los mandos, el mayor enemigo de los soldados italianos parece ser “una degradación que no conocía todavía y que provenía, sin duda, del ambiente físico; del clima; del aburrimiento tan sólo alternado con ritmo exacto por recurrentes momentos de un miedo loco”. En 1943, Biasión es deportado a Alemania y, no teniendo en prisión útiles para pintar, decide dar cuenta de su experiencia a través de un conjunto de relatos que han permanecido hasta ahora inéditos en español. Dice Del Buono, escritor contemporáneo del autor y que firma el prólogo, que estos textos muestran cómo aquellos hombres se las arreglaron para “hacerse con el mínimo de condiciones que cualquier soldado o persona que se encuentre en un estado análogo de coerción trata de procurarse para seguir siendo un hombre”, lo que parece una justa descripción de aquello que estos relatos tienen en común y que, salvando todas las distancias, los ponen en relación con aquella otra experiencia radical de otro autor italiano convertido en escritor por las circunstancias de la guerra, Primo Levi, que lleva precisamente por título Si esto es un hombre.
La permanencia y la precisión con la que Biasión es capaz de transmitir aquella experiencia concreta de guerra, pero tantas otras cosas: el amor, las ilusiones, la felicidad que proporciona el comer y el beber en una situación de privación, la forma rápida pero definitiva en la que cambia nuestra suerte… amén de su capacidad para crear imágenes, para recrear un paisaje y una luz, y que revela la atenta mirada del pintor, convierten estos relatos en inolvidables.
10 miércoles Jul 2013
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Publicado en Cultura/s, La Vanguardia.
Cincuenta años después de la muerte del poeta se traducen al castellano El Potomak (Cabaret Voltaire), su experimental primera novela, y El cordón umbilical (Editorial Confluencias), obra que oscila entre el ensayo a propósito de la creación artística y el diario íntimo.
12 miércoles Jun 2013
Publicado en Cultura/s La Vanguardia
Crónica – perfil. El poeta, narrador y periodista Antonio Tello regresa a Argentina tras cuarenta años viviendo y trabajando en Barcelona. Escapa de la precariedad a la que la actual crisis en el sector editorial y periodístico está condenando a escritores y periodistas en España. El artículo aborda también sus dos últimos trabajos publicados: el poemario O las estaciones (In-Verso) y su Diccionario político. Voces y locuciones (El viejo topo).
Aquí, en el mejor de los casos, te obligan a la supervivencia, y yo aspiro a algo más; regreso a Argentina.
Quise reformular el sentimiento amoroso, con una idea más precisa y esencial, sin interferencias sociales.
10 viernes May 2013
Posted Cine, Cultura, Libros, Ultramarinos
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Con algunos de los artículos que los colaboradores de prensa escribimos para nuestros (es un suponer) respectivos diarios, pasa como con el pescado fresco: no salen en su día y van a parar a lo que en la jerga se denomina “la nevera” y, si te descuidas, acaban en el congelador, por no decir en la morgue. He decidido evitar tan cruel destino a algunas piezas que no lo merecen (que no son todas). Estreno la sección “Ultramarinos” rescatando la reseña de un libro que leí hace unos meses: La escuela del aburrimiento, de Luigi Amara (Sexto Piso), bastante divertido, por cierto.
“¿Cómo se vería la palabra ‘aburrimiento’ desplegada en letras rojas sobre las marquesinas de los cines?” Quien formula esta pregunta, el ensayista y poeta Luigi Amara (México D.F., 1971), parece convencido de que la respuesta sería algo así como: como una amenaza. Ni aun tomada como una provocación, la curiosidad de la mayoría lograría vencer el temor al tedio y las salas estarían condenadas al vacío de espectadores. Aun así, el autor ha tenido el arrojo de escribir un libro titulado, precisamente, La escuela del aburrimiento (Sexto Piso). Toda una provocación sobre la que la freak que escribe estas líneas se lanzó en picado en cuanto la tuvo entre manos. Y es que, en un tiempo en que la diversión ha adquirido la categoría de mandato universal, el aburrimiento se antoja como el único lugar para la disidencia, el único espacio desde el que conquistar una mínima autonomía.
Esa es la principal conclusión moral (y política, de hecho) del ensayo de Amara, miembro fundador de la Internacional Bostezante y autor de poemas como “Tarde de domingo” o “El cazador de grietas” (parece que su interés por el tedio es genuino y antiguo). Amara nos hace partícipes de su experiencia, consigna sus intenciones, temores, conjeturas, su pura operativa, al tiempo que acude a la “tradición” en torno al aburrimiento: Pascal, Montaigne, Nietzsche, Baudelaire, Schopenhauer, Benjamin, Debord, Warhol… Un recorrido que sitúa el aburrimiento como asunto tal vez marginal en cuanto a la importancia que el “canon” le otorga, pero tan central como constitutivo de la experiencia vital y en cuanto a su potencialidad creativa y, por ende, subversiva (precisamente al contrario de lo que proponían los Situacionistas).
En el periplo, Amara se sumerge en las a un tiempo confortables e inquietantes profundidades de su cuarto/cráneo, una vez desconectado de todo utillaje tecnológico y apenas acompañado por los famosos diez volúmenes que uno se llevaría a una isla desierta, para a continuación trasladarse a la ciudad de Las Vegas y descubrir que allí donde el aburrimiento es combatido con mayor ahínco es donde todo lo ocupa. Al final, el autor propone una suerte de abrazo entre Perec y Debord: “en ese abrazo entre lo infraordinario y la revolución de la vida cotidiana, está la clave para mirar de frente al aburrimiento sin necesidad de enfrentarlo”. Una lectura liberadora de un refinado espíritu punk.
Algunos ladrillos, en este caso cinematográficos, que a mí (que soy una freak y una esnob) me resultan fascinantes. La lista dista mucho de ser exhaustiva. En el terreno del cine, sería misión imposible, ergo: ¡aún hay esperanza, queridos disidentes! De casi todos los autores que cito podría mencionarse toda su filmografía. Y no he incluido a la parejita Straub-Huillet, pues la he tratado poco, pero me consta que están a la vanguardia de esta revolución tranquila. Por lo que se refiere a la geografía, nos hemos detenido en la frontera que, bajando los Urales, nos lleva hasta Persia. O sea, no hemos llegado a Extremo Oriente que, con luminarias como Wang Bing o Apichatpong Weeresethakul (alias Joe) son, también en este terreno, eso: muy extremos y radicales.
El sol del membrillo (Víctor Erice, 1992)
Five (Abbas Kiarostami, 2003)
Gerry (Gus Van Sant, 2002)
No quarto da Vanda (Pedro Costa, 2000)
Madre e hijo (Aleksandr Sokurov, 1997)
El caballo de Turín (Béla Tarr, 2011)