Una habitación propia

Aquí publico lo que no me pide nadie

… lo que humilde o imperativamente me pide el cuerpo y nadie me paga… el amor libre y con-sentido. ¡Que lo disfruten!

La entrada a la habitación.

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Porque yo creo que si vivimos aproximadamente otro siglo -me refiero a la vida común, que es la vida verdadera, no a las pequeñas vidas separadas que vivmos como individuos- y si cada una de nosotras tiene quinientas libras al año y una habitación propia; si nos hemos acostumbrado a la libertad y tenemos el valor de escribir exactamente lo que pensamos, si nos evadimos un poco de la sala de estar común y vemos a los seres humanos no siempre desde el punto de vista de su relación entre ellos, sino de su relación con la realidad; si además vemos el cielo, y los árboles, o lo que sea, en sí mismos; si tratamos de ver más allá del coco de Milton, porque ningún humano debería limitar su visión; si nos enfrentamos con el hecho, porque es un hecho, de que no tenemos ningún brazo al que aferrarnos, sino que estamos solas, y de que estamos relacionadas con el mundo de la realidad y no sólo con el mundo de los hombres y las mujeres, entonces, llegará la oportunidad y la poeta muerta que fue la hermana de Shakespeare recobrará el cuerpo del que tan amenudo se ha despojado.

Virginia Woolf, Una habitación propia

 

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